HACIA UNA NUEVA RURALIDAD

Con Motivo de la celebración de las fiestas patronales de San Esteban de Gormaz, localidad donde se encuentra la sede de la Asociación Tierras sorianas del Cid, Javier Martín Olmos, Gerente de esta Asociación, ha querido colaborar con la elaboración del programa de fiestas aportando espíritu de confianza e ilusión en el recorrido del camino hacia una nueva ruralidad.

"Tierras del Cid es una pequeña asociación de desarrollo rural que vio la luz hace casi 25 años al calor de la iniciativa comunitaria LEADER, un maravilloso invento que surgió en el seno de la Unión Europea (ahora en entredicho para muchos) en una apuesta decidida por favorecer la participación activa de la población local en el desarrollo de su propio territorio.

Desde entonces la asociación, que tiene su sede en la Plaza Mayor de San Esteban de Gormaz, trabaja en la dinamización socioeconómica del medio rural. Una tarea para la que es necesaria la implicación y la colaboración de todos, porque nadie puede permanecer ajeno a la realidad del territorio donde vive, máxime cuando está en juego su propia viabilidad, al menos tal y como la conocemos hasta ahora.

Hasta 2011, el Diccionario de la Lengua Española de la RAE incluía como segunda acepción de rural la siguiente definición “Inculto, tosco, apegado a cosas lugareñas”. A partir de esa fecha y por iniciativa de la Red Española de Desarrollo Rural (REDR) que aglutina a gran parte de las asociaciones de desarrollo rural de nuestro país (también llamadas grupos de acción local) esa segunda acepción desapareció del diccionario. Y no hay que quedarse aquí porque, durante años, muchos medios, pero también responsables públicos, se han referido a gran parte del territorio rural con el calificativo de deprimido (desde un punto de vista geográfico eso sí).

Es necesario construir una nueva mirada sobre lo rural, una mirada en positivo, que ponga el foco en las oportunidades y no tanto en los problemas, que evidentemente existen o mejor dicho coexisten. Un medio rural que se olvide de Puerto Hurraco y piense, por ejemplo, en Gotarrendura, un pequeño pueblo de Ávila que tiene la distinción de Ciudad de la Ciencia y la Innovación por su apuesta por las energías renovables y por el apoyo a iniciativas innovadoras en el campo de las energías alternativas. Y es necesario que esa nueva mirada y esa nueva realidad trascienda a la opinión pública y para eso son absolutamente imprescindibles los medios de comunicación (este programa de fiestas también es un magnífico medio de comunicación para los vecinos y visitantes de San Esteban de Gormaz).

Precisamente hace unos meses se reunían en nuestra comarca un grupo de periodistas y comunicadores, en un seminario promovido por El Hueco y la Red Rural Nacional y en cuya organización colaboró Tierras del Cid, en el que se debatía acerca del papel de los medios de comunicación en la construcción de la imagen colectiva del medio rural y de cómo podían ayudarnos a repoblar esta España rural, rompiendo falsos tópicos y también esa confrontación interesada entre medio rural y urbano.

Nuestros pueblos no son “el pueblo en el que nunca pasa nada”. En los pueblos pasan cosas, muchas cosas, pero son otras cosas, cosas a menudo pequeñas, que pasan a otro ritmo y que para verlas y poderlas contar hay que estar atento y mirarlas con las lentes adecuadas. Porque lo que pasa, y creemos que es mucho, lo hace de manera pausada, sin estridencias, desde muchos puntos, de maneras muy diferentes, y creemos que necesita ser contado.

El medio rural de hoy no es el de las crónicas de mitad de siglo pasado. En el imaginario colectivo convive esa visión contrapuesta de un sitio difícil, solitario y atrasado, con otra que ha idealizado la vida en el pueblo. Ambas visiones son estereotipos alejados de la realidad. La vida en el pueblo tiene ventajas e inconvenientes, es diferente a la urbana, pero quizás no tanto. Además, el medio rural no es uno único e indivisible, es un medio diverso y muy complejo que no se puede comprender de un vistazo.

Pero esta enfermedad silenciosa que aqueja a buena parte del medio rural del interior de nuestro país no puede verse como un problema de unos pocos, de esos pocos que aún vivimos en los pueblos, de una parte de España, sino que es un problema de todos, porque lo que está en juego de verdad es el equilibrio territorial y demográfico de todo el Estado.

No vamos a cambiar la situación de amplias zonas del medio rural de nuestro país hasta que no se considere un acto libre y natural vivir en el medio rural, la mística de la resistencia no va a dar la vuelta a esta situación, vivir en el medio rural no puede ser un acto de resistencia o heroicidad. En el medio rural se puede innovar, se puede crear, se puede emprender, se puede trabajar y se puede vivir, no sólo es una reclamación, es un derecho, y a nosotros nos corresponde, entre todos, crear las mejores condiciones para que esto sea posible, para que “el viaje inverso” del que hablaba Lorenzo Soler en su documental del año 2006 sea una verdadera opción.

Me gustaría terminar con el último párrafo de La España Vacía de Sergio del Molino (ahora tornada en España vaciada) que apela a la necesidad de tomar conciencia como un paso ineludible para cambiar la situación de gran parte del medio rural de nuestro país, sin actitudes paternalistas, con decisiones y con un punto de audacia:

[...] Es muy difícil que la despoblación se corrija, como difícil es que aparezca en el orden del día de la discusión pública, pero si algunos toman conciencia de lo peculiar que es España y escuchan los ruidos que llegan desde el yermo, tal vez seamos capaces de imaginar una convivencia que tenga en cuenta las rarezas demográficas y sentimentales de este trozo de tierra al sur de Europa. Hemos sabido romper la inercia de la crueldad y el desprecio de los siglos. Nos falta darnos cuenta y hacer algo con esa conciencia [...]"

6 de septiembre de 2019

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